La experiencia y las afectaciones de los dos intensos sismos del 7 de septiembre, de magnitud 8.2 grados y del 19, de 7.1 grados evocaron el sismo del 1985 de muerte y destrucción. Dos de los colegios ubicados en diferentes ciudades vivieron el temblor.
En Pachuca los maestros comparten que los niños se asustaron porque no habían vivido antes un temblor de tan fuerte magnitud. El colegio de la Ciudad de México, coincidió que en conmemoración de los 32 años del terremoto realizaron un simulacro que ayudó a agilizar rapidamente la salida y la evacuación. “Sentimos miedo, angustia, desesperación, impotencia e incertidumbre. Buscamos proteger la vida de nuestros alumnos”. En los dos colegios las clases fueron suspendidas hasta asegurar la verificación oficial de las instalaciones.
Las dos comunidades educativas agradecen a Dios el no haber sufrido ningún daño mayor y tienden su mano al unirse a la causa de las comunidades de escasos recursos de algunos estados que perdieron sus bienes materiales al solidarizarse con ellos en la recolección de víveres.
La vivencia del Proyecto de Interioridad en estos momentos de desolación favorece para asimilar dicha experiencia. Internamente se están organizando sesiones con los maestros para reconfortar y animar a los alumnos a vivir con tranquilidad.