Con alegría y un corazón esperanzado compartimos cómo la solidaridad vivida en la comunidad de la Noria en Zapopan, Jal., nos muestra parte de la esencia del pueblo purépecha por la profundidad y generosidad con la que viven, forma de vida que no deja de sorprendernos.
La fiesta de Santa Cecilia, tan apreciada por la comunidad purépecha, en este año parecía estar ensombrecida a causa de la pandemia y la incertidumbre de poder realizar la celebración estaba presente. Los mayordomos -personas que asumen la organización y gastos de la fiesta-, al verse afectados por la Covid y otras situaciones, veían imposible asumir el compromiso. Sin embargo, de un momento a otro, el apoyo comunitario, como siempre, se hizo presente y evidenció la generosidad y el compartir solidario de las personas, ya que ante la situación, la comunidad se unió para hacer posible la celebración desde la disponibilidad de tiempo para apoyar en las diversas tareas: elaboración de adornos, flores y donativos.
La solidaridad reflejó que celebrar la fe es ser comunidad, trabajo en equipo, confianza y unidad entre sí. Los gestos se tornan en gozo y paz, en acción de gracias y esperanza, porque la unión de manos, servicios y la unión de corazones permiten palpar el paso de Dios siempre presente.