Hace 25 años, en las entrañas de unas mujeres ancianas y fecundas, tuvo origen esta nueva presencia de la Compañía de María en Amagá. En una Asamblea de Provincia, ellas le pusieron palabras a su sueño y desde entonces, se hizo relato común, proyecto compartido. Las animó la firme convicción de que Jesús las llamaba al “más” de la entrega al Reino y apostaron por lo germinal, por la bondadosa cercanía, la presencia y el acompañamiento. Sin grandes pretensiones, se insertaron en la tierra que sabe de la lucha indeclinable de los mineros, por su porción de sol, y allí, han sido sencillamente “hermanas”.
Ahora Amagá, un pueblo pobre, con todos los problemas que va dejando la violencia, el narcotráfico y el covid-19, vive con inmensa alegría la presencia de la Compañía en la persona de las Hermanas más jóvenes. La pastoral vocacional y el postulantado, la presencia en las veredas y en la Catequesis, en la radiodifusora local y en la Parroquia, son, entre otras, la misión actual de la Compañía en este suroeste antioqueño.
Los textos de ”La viuda de Sarepta” y de los dos centavitos del evangelio de Marcos, iluminaron la Eucaristía de la fiesta de Acción de Gracias. En la casa, un delicioso almuerzo ofrecido con mucho amor por el grupo de laicas, acompañado de melodías, versos y recuerdos que incentivaron el deseo de seguir anunciando el Reino de Dios en Compañía de María, en toda esta región minera y campesina.