La segunda mitad del siglo XX estuvo marcada por la vivencia del Concilio Vaticano II. En Francia el retorno a las fuentes despertó una fuerte atracción por de espiritualidad “del desierto” en la que los estudios bíblicos, Charles de Foucault, el Hna Pierre Marie, La comunidad de Jerusalén, el monasterio de Atlas, invitaban a la soledad para el encuentro con el Dios escondido en medio de la gente… Fue así como en contacto con un grupo de jesuitas que animaban nuestros retiros trimestrales en su finca de La Coquille, cerca a Limoges, en una comunidad mixta compuesta por laicos, sacerdotes y religiosos, vivimos una experiencia totalmente silenciosa y orante que enriquecía nuestros compromisos profesionales.
Me entusiasmé con ese modelo de pastoral laical: ayudarle a los jóvenes adultos que ahora eran nuestros antiguos amigos de campamentos-misión, a encontrar un lugar para seguir creciendo en el conocimiento del Señor y en la oración. Nacieron así nuestros “Desiertos”, animados por sacerdotes que nos han acompañado con igual entusiasmo: los benedictinos, Federico Carrasquilla, Carlos Alberto Calderón, Alberto Ramírez…
Fuimos viendo la importancia de adquirir algún compromiso con la ciudad, en un trabajo social con orientación a la no-violencia activa. Se gestó así, poco a poco, lo que hoy es la Fundación Solidaria la Fraternidad, que sigue atendiendo a muchísimas personas, niños y adultos, en programas de desarrollo humano y capacitación laboral, desde la inspiración del Evangelio: el amor y la atención a la persona en su condición de excluidos sociales y en situación de mayor vulnerabilidad…
Nació pues también, de nuestro “Desierto”, un grupo de Biblia: cada lunes nos reunimos para el estudio de la Palabra y para la oración. Tres veces al año para nuestros desiertos que son oasis para unas 80 personas que a cada uno de ellos somos convocadas, de las cuales siempre habrá una tercera o cuarta parte que pueden asistir a cada sesión…
Ya algunos han llegado a la casa del Padre, su ejemplo y recuerdo nos animan. Otros somos ya gente mayor, pero también hay jóvenes que se acercan a nosotros para disfrutar de “la espiritualidad del desierto”, lugar del encuentro y de la soledad, lugar de la comunidad que hace pacto para ser pueblo de Dios en marcha…
dice:
Acredito muito nessas propostas de aprofundamento e vivência do evangelho. Obrigada por animar-me com suas partilhas. Nilceodn
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