Si queremos ver rostros sonrientes y relajados, los encontramos en las jornadas ecológicas de la Institución. Es algo indescriptible, porque especialmente los niños, las niñas, los adolescentes y los jóvenes, se divierten mucho al mismo tiempo que ayudan a dejar lindo su colegio. Una manera de vivir la unión, el respeto y la alegría.
Hacer parte de esta actividad es confirmar que Jesús existe en el otro, que la unión hace la fuerza, pues todos trabajan por igual, desde la rectora hasta el más pequeñito de preescolar, pasando por los profesores y los chicos de Undécimo. Todos por un bien común: El Colegio.
Así ellos aprenden a cuidar y a amar lo que es suyo. En este sentido y cuando terminó la jornada, un niño cubierto de tierra por el trabajo realizado, le dijo a otro: “hoy fue el día más feliz de mi vida en el Colegio y con ese arroz atunado, lo máximo". Esas pequeñas cosas hacen la vida más fácil y vale la pena darlo todo, por el Reino de Dios, del lado de los pobres.