En nombre de las personas víctimas del tifón Yolanda, queremos agradecer las donaciones recibidas de la Compañía de María y de tantas personas vinculadas a la misma.
El pasado mes de abril visitamos Palo y Tacloban, los lugares que fueron alcanzados en gran medida por el tifón Yolanda. Hicimos un viaje largo para llegar hasta allá, una noche y un día en diferentes medios de locomoción: barco, bus, jeep y bicicleta.
El primer impacto fue comprobar cómo la naturaleza había quedado realmente destruida. A nivel mundial, Filipinas es el productor número uno de "copra", el coco seco de donde extraen el aceite para cocinar, champú y otros productos. Estos campos de cocos fueron arrasados. Lo mismo pasó con las plantas de banano y con los demás cultivos. Sin embargo, el resurgir de la vida es sorprendente, en los troncos de los cocoteros ya brotaban pequeñas hojas. Han pasado seis meses desde el tifón y los cultivos, todos, poco a poco, laten al ritmo de la vida. Los vastos campos de arroz ya están verdes, en poco tiempo se podrán cosechar.
También hemos podido ver cómo los pobres están levantando, con un poco de madera y láminas de zinc, sus pequeñas casas. Nos entristeció llegar a Tacloban City y percibir tanto dolor y desesperación. Prácticamente todo había sido destruido: escuelas, iglesias, mercados, instituciones gubernamentales, infraestructuras... A lo largo de la carretera, pudimos ver las casas y edificios con las paredes derrumbadas, sin techo… Algunos en período de reconstrucción y la mayor parte abandonados. Sobre la tierra los cables eléctricos dejaban a toda la población sin luz.
En Palo, su arzobispo, Msg. Du, a través de la Administración de la Catedral Metropolitana y de la Congregación Religiosa de los Padres calabreses está a cargo de un proyecto para la reconstrucción de las casas de las personas más desfavorecidas. Las donaciones recibidas de la Compañía y las de los amigos fueron destinadas a este proyecto. Junto con otras donaciones se reconstruirán más de 40 casas.
Aunque la tristeza y dolor se palpan también hay muchos signos de solidaridad que hacen visible la presencia de Jesús Resucitado. La vida es más fuerte que la muerte y esta gente lucha, una vez más, por reconstruir su vida y hacer frente a las necesidades cotidianas.
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