Redes de Solidaridad está cambiando la vida de muchas personas. Y no solo en Nicaragua, no solo en el barrio Nueva Vida de Ciudad Sandino. También a lo largo de muchos países lejanos en lo geográfico, lingüístico, económico y cultural. Voluntarios y voluntarias de nuestro país y de fuera de Nicaragua, que deciden dar su tiempo y su esfuerzo para mejorar algo de la realidad que se vive en un barrio pobre, vulnerable y que rebosa de amistad y cariño para todos los que se acercan a él.
Treinta y dos nicaragüenses de la Universidad de Managua, veintiún estadounidenses de la Universidad de Seattle, cinco italianos de Cáritas Ambrosiana de Milán, tres españolas enviadas por la FISC, Fundación Internacional de Solidaridad Compañía de María, dos candienses de Jeux d’Enfants sans frontières y una australiana, han trabajado, jugado, sudado, y compartido en nuestro centro de salud, nuestro colegio, nuestra área de organización y participación ciudadana, en el barrio. A todas y todos ellos gracias por su solidaridad, su amistad, su esfuerzo y también por las palabras que nos fueron dejando. Reproduzco aquí algunas frases de Raquel y Reyes, las dos voluntarias españolas del programa Salongo de la FISC.
Raquel, de Vigo
Tras un mes y medio en Redes de Solidaridad, conviviendo y conociendo de cerca al barrio y a sus gentes, puedo decir que me voy con una idea bastante clara y concisa sobre la situación en la que vive Nueva Vida. Nos encontramos con una realidad de pobreza. Casas de cemento y techos de zinc, sin alcantarillado, sin asfaltado y con la chureca (vertedero) colindando. Familias con muchos hijos, a menudo de diferente padre, con uno o ningún miembro que trabaje; madres de 16 años y abuelas de 30. Gran abandono escolar y trabajos de explotación. Nivel de analfabetismo importante.
Destaco la amabilidad de sus gentes y el buen recibimiento; las sonrisas y el cariño de los niños. Personas que aunque no tengan casi nada, te ofrecen lo que tienen. El esfuerzo de las madres y padres por sus hijos, cuidándolos y trabajando a la vez para que salgan adelante. Mujeres muchas veces maltratadas por hombres que abusan de ellas, en todos los aspectos, que sobreviven y luchan por vivir. Es una realidad dura y muy diferente a cualquiera que haya conocido antes. Creo que la educación es la clave para el desarrollo.
Reyes, de Sevilla
Nueva Vida vive una situación de pobreza extrema, con unos pilares familiares y sociales que no ayudan al desarrollo del niño, del adolescente ni de la mujer. Luchan por sobrevivir, cuando creo que la lucha debe estar más enfocada a mejorar. Me alegra que Redes de Solidaridad esté trabajando tan duramente… Es impotencia la que siento, ahora que me voy, por la pena de no poder hacer más.
En España tenía miedo por saber si no iba a estar a la altura. El miedo pasó y mi trabajo me ha dado alegrías y recompensas más importantes que el dinero, como la sonrisa de un niño o el abrazo de un compañero. Creo que el trabajo que hacéis es ESENCIAL y prioritario para muchas familias. Ayudáis siempre, hasta con un pequeño gesto vuestro, sincero y desde el corazón.
Llevadera es la labor cuando muchos comparten la fatiga, dijo Homero. Todos los esfuerzos realizados aquí dieron fruto en Nicaragua, pero pueden germinar muy lejos, cuando algunas de esas 128 manos que trabajaron en nuestras actividades y proyectos, junto a los pobladores y pobladoras de Ciudad Sandino, proyecten el mensaje de solidaridad muy lejos, hasta aquellos que no tuvieron la oportunidad de viajar pero pueden, desde sus territorios, contribuir a hacer de este mundo un lugar más justo.
Enrique González: ingeniero forestal, nacido en Valladolid, España. Trabaja en diversos ámbitos de la cooperación internacional desde hace 17 años, los 8 últimos colaborando con Redes de Solidaridad. Actualmente es el Director de Redes de Solidaridad y vive en Nicaragua. |
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