Red como unión, grupo, comunidad.
Red como lastre.
Red como herramienta de trabajo.
Primera. La Red como unión, grupo de amigos, comunidad con la que sintonizo plenamente, buscadores de la verdad. Nos mueve la amistad, la espiritualidad, los ideales, el amor, la meta.
Cada nudo de la red es unión, es fuerza. Cuando me faltan los ánimos y mi nudo se estropea, los hilos imaginarios, que nos unen, lo aguantan y me empujan a seguir esforzándome. Me sostienen los otros nudos e hilos, cuando yo decaigo. Puedo deshacer las dudas hablando y contrastando los diferentes criterios. Me iluminan el camino con sus comentarios, deseos y opiniones. El ejemplo de los compañeros me da esperanza. En el grupo se cuece y se sazona mi vida espiritual, de seguimiento a Jesús.
Segunda. La Red como lastre y bagaje de todo lo que tengo y que debo abandonar.
Mt. 4, 18-20 “Cuando Jesús llamó a Simón y Andrés les dijo: venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. Ellos entonces, dejando al instante las redes, lo siguieron”.
Yo siento que tengo que dejar las Redes, todo lo que me impide seguirlo. “Ligeros de equipaje” como decía A. De Mello, de modo que ligera, lo pueda perseguir sin ningún lastre. Que nada me detenga, ni los miedos, ni los deseos de otras cosas ajenas al Reino. Desinteresadamente sin otras intenciones, sólo la de querer, a Él en todo y a todo en Él.
Esto no es solamente una utopía para las personas consagradas. El desprendimiento es para todos los que quieran seguir al Maestro. Implica al espíritu, no a las cosas externas. Hace falta tener el corazón puesto solamente en Él. Donde está tu tesoro allí tienes el corazón...
Tercera. La Red como herramienta de trabajo para ir mar adentro, para desarrollar la misión sencilla, anónima y encomendada a cada cual, en su reducido mar. Soportando las tormentas y el impulso de las olas de este mar nuestro, donde hemos hilado las redes i donde tenemos que pescar sin descanso, sabiendo que tenemos que poner todo el esfuerzo como si todo dependiera de nosotros, pero seguros que todo es gracia de Él.
Lucas 5, 4-8. Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.
─ Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescado nada; pero, en tu palabra, echaré las redes.
Y, haciéndolo así, pescaron gran cantidad de peces, de modo que las redes amenazaban romperse.
Somos, tenemos que ser, testigos apostólicos. Testigos fieles como lo fueron María, Juana de Lestonnac y otras personas anónimas que hemos conocido y que llevamos en el corazón. Red, como grupo de amistad, como lastre que tenemos que abandonar para seguirlo, y como herramienta que en su nombre calaré mar adentro.
En el grupo trabajamos todo esto. Necesitamos ser activos y firmes en la plegaria donde la Red se fortalece y se nutre. Donde la red recibe el apoyo, la ayuda y la gracia de quien es motor y meta, Jesús de Nazaret.
Tenemos que reparar las redes, coser lo que se ha rasgado, rehacer el nudo que se ha deshecho... Todo esto sólo con la plegaria, con el contacto con el Maestro y el apoyo del grupo, compartiendo todos juntos. La amistad nos empuja a recoser y anudar de nuevo las redes para seguir adelante. Y en Él y en su amor saciaremos el espíritu para tener la fuerza para ir mar adentro dispersando las Redes...
Sin cuestionarnos si las llenaremos o no, únicamente para hacer lo que Él nos dice:
“Bogad mar adentro, y echad vuestras redes...”
Josefina Becerra: nacida en Algerri (Lérida) se quedo huérfana de pequeña y fue educada en el colegio La Ensenyança de Lérida y en otros colegios de la Compañía de María. Actualmente, ya jubilada, sigue participando de las actividades de la Compañía y es integrante de la Red Laical de España. |
Maria del Carmen ROSSELL dice:
Felicitats per aquest bo i bonic article.
Mari Carmen
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