"Uma experiência transformadora”, Ana Cecilia, Red Laical Brasil
1 de Julho de 2015: Esta data marca o início de uma experiência profunda, individual e coletiva, da qual tive o privilégio de participar. É a data que chegam a Roma, dezenas de irmãs, leigos e jovens para compartilhar a experiência de pertencer, à sua maneira, da Ordem da Companhia de Maria. Pessoas vindas de vários continentes, de realidades diversas, chegam à Casa Geral. Mal sabia eu que estávamos sob a égide das palavras de Isaías: “Vejam que realizo algo novo, que já está brotando, não o percebem?” (Is 43,19). E foi assim que, por dez dias, eu e outros leigos pudemos refletir, conhecer e aprofundar o sentido da construção do Reino de Deus nesta sociedade secularizada, materialista e agnóstica, que exclui, insensibiliza e nos cega diariamente.
Sim, algo novo estava brotando naquele momento e, conhecer as realidades onde a Companhia de Maria atua através dos relatos de seus protagonistas, vivenciar momentos de reflexão e a partilha de experiências, propiciaram uma redescoberta de significados do meu papel de filha de Deus, da manifestação d’Ele no mundo e de que maneira poderia ser partícipe dessa obra.
Relatos vindos da África, das Américas, Europa e Ásia mostraram que a Companhia de Maria está participando da “criação da novidade de Deus”, em gestação. São mãos que se estendem a outras e nelas se diluem para plenificar o nome de Deus em cada realidade, mesmo que pequena, mesmo que em estado germinal. Assim as palavras de Benjamin Gonzalez Buelta assumem concretude: “Só quando nos envolvemos para criar a novidade incessante e salvadora de Deus, juntamente com Ele, é que podemos experimentar de que forma o dinamismo do Reino que percorre a história atinge também a todos nós. Quando buscamos libertar o mundo de suas opressões, não sabemos nunca onde termina nossa mão, onde começa a mão de Deus e como as duas se unem.”
Como membro da Rede Laical, me senti convocada a participar desse processo de uma nova sensibilidade que me permite não apenas a mera contemplação da realidade, mas a me envolver, me comprometer. A participação no Capítulo foi um saborear internamente que me levou a dizer mais uma vez: “Eis me aqui Senhor”.
Nesse encontro pude perceber que a Rede Laical é um germinal na Companhia de Maria. Estamos tecendo redes e criando vínculos que nos permitem vivenciar de forma concreta a “mística de olhos fechados”, com o aprimoramento de nossa busca interior por Deus, mas sobretudo, a “mística de olhos abertos”, libertando nosso olhar da cegueira e contemplando a realidade de Deus. Esta realidade que é a minha e também do outro.
Como germinal nós, da Rede Laical, estamos brotando algo novo, tecendo redes, criando vínculos e, as ações da Companhia de Maria, em suas mais diferentes realidades, nos convoca e nos inspira a sermos participantes da criação dessa novidade de Deus com uma sensibilidade nova, criativa e libertadora. Uma sensibilidade que foi gestada por uma mulher em Bordeaux, há mais de 400 anos.
“Compartir la experiencia, para tejer redes, con esperanza creadora”, Vivian Torres, Red Laical Argentina
Ser invitada y participar del XVII Capítulo General de la Compañía de María es para mí de una hondura que cala muy profundo mi ser de persona Cristiana.
Recibí mucho a través de lo compartido, de las ponencias de las personas que con tanta sabiduría y claridad nos expusieron la diversidad de temas, reflexiones y experiencias aportadas a lo largo de esos días.
Fui testigo de la vida y de la presencia de la Compañía de María en el mundo, del caminar y del acompañamiento que como misión van desarrollando en contextos tan diversos, pero tan unidos por el carisma de Santa Juana y la espiritualidad de la Compañía de María. Cada día fue un acercamiento a la fuente y a la vez mirar la realidad de la cultura en la que estamos viviendo, cultura global que quiere sumergirnos y nos desafía a no quedarnos en ese deslumbramiento y a seguir, a dar pasos que hablen del Reino de Jesús, que lo hagan visible, que le den sentido y fuerza a lo que creemos y transmitimos.
Resuenan en mí algunos conceptos del padre Benjamín González Buelta sj: "a Dios no se le ha acabado el amor por nuestro mundo, ni está agotada su fantasía creadora... Dios siempre nos espera para recomenzar con nosotros allí donde hemos dejado sin completar un proyecto, una palabra, un perdón o un abrazo..."
Esta invitación dada desde las palabras del padre Benjamín, nos impulsan a ser protagonistas de un tiempo nuevo, para un mundo nuevo. Nos invitan a crear con esperanza, con sencillez, desde el silencio transformador del Dios que nos integra en el amor y nos une en compromiso de su actuar creador, a religiosos y laicos para seguir tendiendo la mano y avivando la llama con alegría.
Comparto este pequeño escrito y me uno al gozo universal de la Compañía de María, que con la fuerza del Espíritu que la habita y con la Virgen María "mujer empoderada en el Amor de Dios", permanece fiel en el transcurrir del tiempo y de la historia, en todo amando y sirviendo, escuchando a Dios donde la vida clama.
Gracias por la acogida, por contagiarnos la sensibilidad para anunciar el evangelio desde lo que somos y desde donde estamos, por la posibilidad de reflexionar el valor de lo pequeño, de lo germinal, convencidos que desde allí brota la vida con más fuerza.
Gracias Compañía de María por tanta vida compartida en nuestras familias, pueblos y en el mundo.
Gracias por ayudarnos a curar la mirada que idealiza para descubrir la mirada que Dios tiene para transformar y revelar el trabajo que va realizando cada día con nuestras manos colaboradoras y con las de otros que tocan, se conmueven y transparentan en acciones el encuentro con Jesús en lo cotidiano, tan creíble y tan humano, porque nos permite la cercanía del encuentro y la experiencia de Dios.
“Caminar en Red” – Violeta Espinoza Hurtado, Red Laical Chile
La experiencia de participar en el Cap. XVII en la Casa Generalicia, casa que habla de unidad, fue para mí un espacio privilegiado para re-conocer a Santa Juana en la Compañía de María Universal de hoy, a través de sus obras en los distintos continentes, provincias, países, en diferentes ámbitos, reconocerla en tantos rostros que hablaban diferentes idiomas, pero todos unidos por un idioma universal que nos permitía entendernos y comunicarnos por el amor de Dios a través del carisma de la Santa Juana.
La oportunidad de poder escuchar, sentir, discernir y orar en compañía, los relatos que nos hablaban de la experiencia de Dios y como encontrarnos con Dios en la hondura de nuestra propia intimidad y como descubrimos a Dios en la hondura de la realidad, y las diferentes exposiciones sobre valores y virtudes que nos orientan para ser portadores y portadoras de creatividad evangélica.
En la reflexión sobre el camino recorrido por la Red Laical Universal, del camino vivido como una forma específica del carisma de Juana, fue inspirador escuchar a laicos de la Red de países y realidades tan diferentes como Francia, República Democrática del Congo, Colombia, Argentina, Brasil, Chile, España y otros, porque nos permitió darnos cuenta que estamos en sintonía, que a pesar nuestras diferencias, lo que nos une es más fuerte y que viviendo nuestra fe colectivamente, en-red@dos, podremos escuchar lo que Dios nos pide en la hondura de la realidad, dejarnos afectar por ella y responder a la llamada que hoy nos hace Juana.
El compartir con las religiosas, jóvenes y laicos, fue un tiempo de alegría, de grandes emociones, de recibir y de entregar, de vivir y sentirnos parte de la Compañía con la aceptación y reconocimiento que nos infunde fuerza para dar testimonio y seguir caminando juntos Religiosas y Red Laical, en Compañía de María.
Quiero terminar agradeciendo muy especialmente el cariño, acogida, dedicación y cuidado de las hermanas y participantes que son testimonio vivo del amor de Dios en nuestras vidas. Muchas Gracias.