El Colegio de la Compañía de María de Valladolid expone una UNIDAD DIDÁCTICA INTEGRADA en el II Simposio Nacional sobre el programa "Cooperar para aprender - aprender a cooperar"
No se me ocurre un título mejor para nombrar la experiencia que hemos puesto en marcha en los colegios de la Provincia este curso escolar.
Un cambio metodológico que consigue desde el aula crear dinámicas participativas desde la equidad y la interacción; nuevos espacios de convivencia entre alumnos y de acompañamiento por maestros y profesores... Y una manera, también colaborativa de trabajar entre nosotros.
Los días 27 y 28 de junio, algunos de nuestros centros participamos en el II Simposio sobre aprendizaje colaborativo que se celebró en San Sebastián, dirigido por Pere Pujolas, de la universidad de Vic.
¿Por qué el trabajo cooperativo en el aula?
El compromiso de nuestra escuela por estos modos de hacer va mucho más allá de ser una moda educativa o una cuestión de competencia por la excelencia que nos garantice alumnos o subvenciones.
La nuestra es una escuela que tiene claro su proyecto educativo, que trabaja activa y creativamente para crear dinámicas y espacios inclusivos. Nuestro proyecto es un proyecto social. La justicia define su horizonte. También podemos llamarlo evangelizador.
Más allá de que el niño y la niña de hoy sean los ciudadanos de mañana, acostumbrados a las incertidumbres del presente, capaces de sobrevolar grandes cantidades de información, de vivir desde la multipertenencia y entenderse a si mismos en claves de identidad virtual... Más allá de que el mundo, al que estamos abiertas, nos define desde "conectividad"; la interacción personal en el aula es un principio básico en la escuela que educa.
El trabajo colaborativo es la mejor forma de reconocer que la diversidad es riqueza, la pluralidad es oportunidad, y de enseñar y aprender que no existen discapacidades, sino capacidades diferentes.
Inclusividad es que todos, alumnos, profes... y padres sepamos "dar espacio de presencia" a cada persona desde lo que le habita en su fondo más hondo, que pronunciemos su nombre desde su verdadera identidad y reconozcamos su particular modo de manifestarse al mundo...
La dificultad para el trabajo colaborativo tiene muchos nombres. Discapacidad o Sobredotación... Todo aquello que sólo nos busque desde el logro por el alto rendimiento académico y ponga por encima de todo principio el éxito individual, colabora, pero con “el lado oscuro” del mundo.
La pasividad que manifiestan los alumnos en el aula, asentada en la mentalidad de "el profesor es quien enseña porque se lo sabe”; en casa, si tengo ganas, veré si trabajo o no...", “basta saber lo que entra y no entra en un examen” tampoco es buena compañera del aprendizaje cooperativo.
El caso es que, creídos como estamos en estos principios, y viendo la situación del aula, nos ponemos manos a la obra y, el departamento de ciencias del Colegio La Enseñanza de Valladolid, programa una UNIDAD DIDÁCTICA INTEGRADA, en la que se estructuran, secuencian y seleccionan los aprendizajes desde la realización por parte de los alumnos de un PRODUCTO SOCIAL. En este caso, el producto de la unidad didáctica es la “Creación de un itinerario geológico por las calles de Valladolid”
La novedad no es bajar al laboratorio, realizar una salida fuera del aula, navegar por internet o elaborar una presentación... La novedad es llevarlo todo a cabo desde estrategias cooperativas como metodología de aula, acompañar los proyectos de equipo de cada uno de los grupos y valorar las tareas con las rubricas diseñadas por el departamento.
El profesor es más líder que experto. Asienta su autoridad en la relación de confianza que se crea en el aula permitiéndole acercarse a cada alumno y su nivel de aprendizaje desde la confianza que abre posibilidades de crecimiento y superación en el alumno.
Los roces que produce la mayor interacción se integran y resuelven en un proceso que los hace conscientes favoreciendo la reflexión personal y grupal, la autoevaluación y la verbalización de compromisos personales para la mejora de todos.
La inclusión de consigue a través de la motivación:
Después de esta experiencia, atrevida y breve en el tiempo, nos encontramos también con dudas, dificultades y retos. Señalamos tres que nos parecen relevantes.
Queremos agradecer a los compañeros responsables del programa de formación de profesorado el esfuerzo que supone ir unos pasos por delante del claustro para acompañar el proyecto.
También nosotros pensamos que muchas veces lo hacemos mejor solos, o por lo menos, más rápido... Trabajar en equipo y de modo colaborativo es creer que los grupos, bien gestionados, son más creativos y eficaces que el individuo solo. El reto es para todos: no sólo hay que colaborar para aprender... Hay que aprender a colaborar.
Estamos llamados a ser comunidad.
Mª Luz López Domínguez: odn. Natural de Zaragoza. Licenciada en Ciencias Biológicas. En la actualidad es profesora en el colegio de Valladolid. Anteriormente también desarrolló su tarea docente en los colegios de Logroño y Zaragoza, en los que desempeñó puestos de dirección. También colaboró en estructuras pedagógicas de los colegios de la Provincia. |
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